UN TAL BARDINO

 Dicen que cuando a Enzo Ferrari le recordaban la urgencia de hacer un museo con

sus coches siempre contestaba lo mismo: “Ya lo tiene en Francia… un tal Bardino”.

Se refería naturalmente a Pierre Bardinon por cuyo feudo del Mas du Clos en el Sur

de Francia han pasado casi todos los Ferrari, algunos Bugatti y otras muchas joyas.

Y digo “pasado” porque Bardinon no era un aficionado “conservador” sino de esos

que usan los coches y los compran (o venden) según las necesidades (y caprichos)

de una biografía apasionante. Veamos algunos de los que ha tenido entre manos y

escuchemos su historia contada… por el mismo.

 

 
 
 

PIERRE BARDINON (1931-2012)

 
 
 
  
 
JAGUAR E (1961-1975)

 

 
 
  
 
BUGATTI 35 B (1924-1931)

 
 

 CITROEN DS (1955-1975)
 
 

RENAULT NN
A los 18 años y con el permiso recién sacado yo soñaba con una moto, una Indian por

mas señas, que en la posguerra encarnaba toda la potencia de una America victoriosa.

Mi padre tenia un amigo chatarrero que vendía excedentes americanos pero yo no tenia

bastante dinero y le pedí lo que faltaba. ¿Para una moto? ¡Ni hablar!… fue su respuesta.

En vez de eso, su amigo me consiguió un Renault NN. Nada que ver, era una autentica

cafetera, incapaz de llevarme hasta Paris sin calentarse. Perfecto… para freír un huevo.”

 

BUGATTI 35 B
Luego, yo mismo encontré en Chartres el Bugatti 35B de Philippe Etancelin, el que corría

con la gorra al revés. Entusiasmado, me empeñe en traérmelo sin revisar: no había hecho

100 km cuando el motor ¡exploto!. Intentamos arreglarlo pero fue peor, y tuve que llevarlo

a Molsheim donde pusieron el grito en el cielo, pero cobraron poco. Un Peugeot 203 valía

600.000 F entonces. Por 60.000 ¡yo tenia un Bugatti!. Con el (y con Yanne) hice el viaje de

novios, sin equipaje y sin faros. Para que, recién casados ¡nos acostábamos temprano!.”

 

JAGUAR E
A la vuelta no tenia dinero y tuve que vender el Bugatti. Mi abuela se entero y se ofreció

a recuperarlo, pero ya no estaba allí. ¡Nunca me he sentido peor!… pero me consolé con

un Delahaye, un 135 que había quedado 4º en Le Mans (1938) con Villeneuve al volante.

Delahaye, Talbot, Lancia, Jaguar E,… se sucedieron a ritmo acelerado hasta principios de

los 60. Por entonces ya teníamos 3 hijos y pasábamos el fin de semana aquí, a ¡400 km!

de Paris, pero el Lunes tenían que estar temprano en clase. ¿Solución?: en la trasera del

Jaguar les ponía un colchón y viajaban a pierna suelta, a una velocidad… que me callo.”

 

CITROEN DS
Naturalmente los niños crecieron y pensé en mandarlos con tiempo en un coche grande y

con chofer. Pero finalmente encontré una solución mas simple… y mas barata: prepare un

Citroen DS como falsa ambulancia, con  girófaro azul y compresor Constantin. Me ponía

una bata blanca y no tenia ningún problema para entrar en Paris, aunque hubiera atascos.

Nunca me cogieron. Tenia un amigo cirujano ortopédico que se ofreció a responder por mi

diciendo que iba a su clínica, pero no hizo falta… ¡y la pantomima duro mas de 3 años!.”

 

FERRARI 250 LM 

“Mas tarde, con los niños criados, tuve un Ferrari 250 LM, uno de los pocos homologados

en Francia. Era un coche de competición, que necesitaba un carburante especial, así que

organice un repostaje a mitad de camino, en Salbris. Bajábamos en menos de 3 horas con

mi mujer y su pequeño perro sobre las rodillas. Me servia de velocímetro, porque el Ferrari

no tenia. Hasta los 200 no decía nada, pero a 250 km/h empezaba a moverse inquieto, y

cuanto rozábamos los 300 se ponia a ladrar como un loco… y había que levantar el pie.”

 

CONCLUSION
A su muerte Pierre Bardinon conservaba algunos de estos coches (el Jaguar E y el

250 LM) y había vendido otros, como hizo con el 35, su primer amor. Pero da igual,

tenia otros Bugatti (un 51 Gran Prix, un 55 carrozado por Jean) ¡y unos 90 Ferraris!,

del 166 hasta el Enzo pasando por varios 250 GT y GTO. La mayoría son ejemplares

de competición, que compró cuando nadie los quería, y para disfrutarlos construyo

un circuito… 6 años antes de las limitaciones de velocidad. Realmente, era un gran

visionario. Lógico, para conducir rápido… ¡hay que mirar lejos!.   

 

Texto: JR                                                                   VIDEO  >

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