Autoescuela 3
© www.clasicosydeportivos.es |
AUTOESCUELA 3
Cuentan que cuando un cliente se quejó de lo poco que frenaban sus automóviles, el genial Ettore respondió: “Los Bugatti están hechos para correr, no para pararse”
Bugatti tenia razón: acelerar es lo mejor, lo mas emocionante cuando tenemos muchos caballos a nuestra disposición. Y lo mas fácil. Basta una buena recta despejada y un pie derecho decidido. Pero tarde o temprano (todo lo bueno se acaba) llega una curva, o un cruce, o un camión, o un stop… Y hay que frenar, algo mucho mas… delicado. Veamos porque.
LOS FRENOS
La evolución de los frenos es una de las mas interesantes de la historia del automóvil. Del tambor a los discos, del cable a la hidráulica, del simple al doble circuito de frenado… los avances han sido constantes y espectaculares. Pero por muy moderno y eficaz que sea el sistema de que dispongamos, de nada nos sirve si no esta absolutamente operativo y si no sabemos… usarlo.
Para empezar los frenos deben estar en perfecto estado. Son el elemento principal de la seguridad de un automóvil. Un pequeño tirón hacia un lado en una carretera seca puede convertirse en una catástrofe sobre suelo mojado. Un pedal demasiado blando o con un recorrido muy largo y nos arriesgamos a “seguir nuestro camino”. Desgraciadamente nos acostumbramos fácilmente a los defectos, compensándolos hasta que ya no hay tiempo de hacerlo. Conviene, por tanto, tantear de vez en cuando el pedal para tener información reciente sobre su recorrido y la presión a ejercer. También, realizar “falsas” frenadas de emergencia o sobre firme deslizante (en zona despejada) para comprobar el equilibrio y la adherencia del automóvil. Y si algo no va bien… ¡arreglarlo!.
Hecho esto, hay que saber frenar correctamente. Que no quiere decir… tarde (como en f1, apurando…). En carretera no conviene frenar “al limite”, sino de forma progresiva, salvo en caso de urgencia, independiente de nuestra voluntad. Y para ello hay que… anticipar. No es necesario (ni conveniente) llevar el pie continuamente apoyado en el freno, pero si… la mente: tener en cuenta los parámetros que condicionan la frenada (velocidad, adherencia del firme, perfil de la carretera, trafico) y estar siempre alerta. De ello dependerá la calidad de nuestra frenada ya que, psicológicamente, estaremos preparados. Y no olvidemos que el mejor sistema de frenos (y el mejor conductor) estarán siempre muy condicionados por la adherencia del suelo. ¡Cuidado con el agua, el barro, el hielo,…!.
Para solucionar este problema… se invento el ABS (Antilock Brake Sistem). Concebido en principio para los aviones, en el año 1978 Bosch lo aplica por primera vez en un automóvil de serie (Mercedes) y hoy dia casi todos los coches lo montan. Veamos algunos consejos sobre como frenar con… o sin el:
Sin ABS: Hay que evitar bloquear las ruedas, modulando la presión sobre el pedal en función de la adherencia disponible. Con poca adherencia, soltar brevemente el freno y luego pisar de nuevo para recuperar el control de la dirección. Y, si podemos elegir, evitemos frenar en los bordes de la carretera, que a menudo tienen barro o gravilla, y procuremos frenar en línea recta, antes de la curva y no en pleno apoyo.
Con ABS: Entre los sistemas de ayuda a la conducción, el ABS fue el primero y sigue siendo el mas importante para la seguridad activa. En frenadas de emergencia es nuestro mayor aliado, porque permite conservar la estabilidad y la dirección, evitando el bloqueo y por tanto las perdidas de adherencia repentinas. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por un exceso de confianza: no acorta las distancias de frenada.
En definitiva, en la frenada (con o sin ABS) somos nosotros los únicos responsables, los únicos (ojala) dueños de la situación. Los que debemos controlar, vigilar y anticipar. No lo olvidemos nunca. Y mientras podamos (como diría Ettore)… aceleremos.
CONTINUARA…
Texto: JR |
Abajo, circuito de frenado con ABS.
|
ETTORE BUGATTI (1881-1947)
|