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RAPIDO Y SILENCIOSO

 

“Rapide et silencieuse, elle passe: c’est une Delage”. Jamás el slogan de la marca

fue tan acertado como a propósito de esa cumbre del clasicismo que fueron los D8

y D8S, triunfadores en todos los concursos de elegancia.

 

Delage nace en 1905 con una clara vocación deportiva y solo 2 años después uno de sus

coches gana el GP de Francia a la increíble media ¡de 80 km/h!. En 1913, esta victoria se

repite seguida de otra en Indianápolis, con Rene Thomas al volante, y tras la Gran Guerra

el piloto bate el record de velocidad (¡230 km/h!) con el fantástico V12 ¡de 2 litros!. Así que

cuando Louis Delage decide dejar las carreras en 1928 sus coches ya lo han ganado todo,

incluso el Campeonato del Mundo del 27 con el 15S8 (8 cilindros, 1500 cc). Esas victorias

han aportado a la marca una reputación mundial, la producción va viento en popa (3600 ej

anuales) y ha llegado el momento de crecer, creando automóviles de prestigio capaces de

competir con los Hispano-Suiza de la época  El silencio, la fiabilidad, son ahora los valores

predominantes frente a la potencia de los coches de carreras, y Delage encarga a Maurice

Gaultier (nuevo ingeniero jefe) la concepción de un 8 cilindros que los refleje.

 

CARACTERISTICAS 

Gaultier respeta sus deseos trazando un 8 en L extremadamente clásico, que renuncia

a las extravagancias habituales en los motores de competición (doble árbol, compresor)

apostando por lo simple, lo solido y lo fiable: bloque de fundición, cigüeñal con 5 apoyos,

árbol de levas lateral, carrera larga (77×109 mm) que garantiza una cilindrada respetable:

4064 cc. Alimentado por un carburador Smith-Barriquand con encendido por bobina rinde 

una potencia razonable: 102 cv a 3500 rpm. Este bloque, largo y alto como una catedral,

va montado sobre un chasis “en escalera” (2 vigas unidas por travesaños y cruz central)

disponible con 3 distancias entre ejes según la carrocería: Corta (C/3,31 m) en el coach,

Normal (N/3,45 m) para la berlina y Larga (L/3,64 m) para la limusina. La suspensión es

también sencilla, con ejes rígidos, ballestas y amortiguadores de fricción y el cambio es

de 4 velocidades, con 3ª y 4ª “silenciosas”. Los frenos son tambores Lockheed asistidos

con servo Dewandree, la dirección de tornillo sin fin y las ruedas Rudge de 5×18”..

Presentado en el Salón de París del 29, el D8 monta carrocerías austeras realizadas por

la marca pero la firma vende también a petición del cliente chasis desnudos. Los grandes

sastres del país disfrutaran vistiéndolos, rivalizando en elegancia y originalidad. Al azar y

olvidando algunos, citaremos a Vanvooren, Saoutchik, Chapron, Letourneur et Marchand

Fernandez y Darin, De Villars, todos se expresan con maestría sobre este chasis. El D8

es la aristocracia de los Delage frente al “6 cilindros” mas popular, y las mas prestigiosas

personalidades, los artistas, los políticos, los reyes (Gustavo V) y los emperadores (Haïle

Selassie) ruedan ya en un Delage. Uno de los dramas políticos de la época, el asesinato

de Alejandro I de Yugoslavia y el ministro francés Louis Berthou, sucede cuando viajaban

¡en un D8!. Es la gloria, y un orgullo para el constructor que (todavía) no sufre los efectos

del Crack de Wall Street, ocurrido poco después de la presentación de los D8.

Pero Louis Delage y sus colaboradores echan de menos pronto… las carreras, y en 1931

presentan el D8S montado sobre un chasis corto rebajado y con 16 cv mas gracias a una

relación de compresión mas alta (6,8:1). De golpe el capot, mas bajo, parece mas largo y

en una época en la que la longitud expresa el status del propietario, el D8S conquista a la

clientela. De nuevo, los grandes carroceros se lucen brindándole proporciones y armonías

fabulosamente bellas y equilibradas, y el Delage ofrece un lujo incomparable, que no esta

reñido con las prestaciones: 145 km/h, 20 mas que los anteriores. La gran originalidad de

los D8 es precisamente esa mezcla de glamour y gran turismo y los ingleses lo entienden

pronto transformando (oficiosamente) el D8S en D8S…S (160 km/h) mediante la adopción

de 4 carburadores SU de campana. Pero es tarde, porque la resaca de Wall Street arrasa,

y la campana suena para los D8 en 1933, tras 2.001 ejemplares fabricados.

 

AL VOLANTE

Afortunadamente sobreviven muchos, entre ellos este Coach D8S carrozado en 1932 por

Letourneur et Marchand. Negro, sobrio, solemne, rivaliza con las mas bellas esculturas y

sin embargo… se mueve. La inmensidad del capot, acentuada por el pabellón muy bajo y

la fina lamina del parabrisas, el radiador cerrado por una mujer con la melena al viento, la

curva de las aletas que tras los anchos estribos se reproduce atrás para acabar huyendo,

como en un respingo,… todo nos sugiere brío, impulso, dinamismo. La lógica de la forma

se olvida de la función buscando otro fin mas alto: la belleza. La aerodinámica no importa

y menos aun la habitabilidad o la accesibilidad: al maletero trasero se llega desde dentro,

abatiendo el respaldo de los pasajeros. En cambio entrar para el conductor (¿chofer?) es

fácil porque el volante esta a la derecha y subes desde la acera y las puertas son anchas

y abren en el buen sentido (bisagras delante) como en los coches actuales.

El interior naturalmente es estrecho por culpa de los amplios estribos, inútiles (¡salvo para

los gansters!) pero los acabados son suntuosos: cálida madera en el salpicadero con finas

incrustaciones de latón, cuero acogedor en los asientos, maravillosa batería de relojes con

el fondo blanco dispuestos con concienzuda simetría: termómetro y manómetro del aceite,

taquímetro, tacómetro, reloj, nivel de gasolina, amperímetro en el centro… Bajo el, la llave

de contacto se integra con el interruptor ¡de los faros! y para arrancar hay que accionar un

pedal ¡con el pie izquierdo!. El 8 cilindros responde al instante, si has tenido la precaución

de bajar el avance de encendido, y tras volverlo a la posición inicial, respira discretamente

prometiendo mas refinamiento que furor. Antes de arrancar, conviene familiarizarse con el

cambio (con una H clásica pero cuya marcha atrás esta en prolongación de la 1ª) y con la

dirección, que exige músculos de acero para mover los 2.000 kg del Delage.

En cambio el pedal de embrague nos sorprende por su dulzura y pisando el acelerador el

D8 se lanza dignamente tras el rumbo indicado por su capot interminable. El empaque, la

flexibilidad, el par de su gran motor, le confieren un confort de marcha excepcional y a un

ritmo lento pero majestuoso parece capaz de atravesar Paris sin cambiar (siempre en 3ª).

Y en las nacionales el Delage no tiene vocación de dragster pero sus prestaciones no son

ridículas (400 m en 20”4, 145 km/h) y a 2500/3000 rpm se encuentra a gusto manteniendo

cruceros de 100/120 km/h ¡hasta que el cuerpo aguante!. En cambio en rutas de montaña

su peso ¡pesa! y el D8 se viene abajo ¡ante el primer repecho!. Tampoco los virajes son lo

suyo y no es culpa de la estabilidad (sin sorpresas) ni de la frenada (sorprendente para la

época) sino de su tamaño, un verdadero hándicap en los encadenados. La conducción de

un D8 debe ser dulce, ligada, a ser posible llaneando y siempre en 4ª porque jugar con las

marchas, además de inútil, puede llevarnos a unos consumos… ¡indecentes!

 

COMPRAR UNO

Todo es relativo y comparados con los Bugatti o Hispano-Suiza contemporáneos los D8

son clásicos “populares”: 85.000 € por un elegante Coach negro como el de la imagen y

140.000 por un fantástico Cabriolet… siempre que no sea el blanco que aquí mostramos.

Ejemplar único, salió a subasta hace poco en Monterey y se adjudico por.. ¡3.740.000 $!:

No es probable que a su comprador le preocupe el consumo pero si a ustedes si, sepan

que un D8 gasta 30 l de gasolina cada 100 km y ¡3 l de aceite cada 1.000!. En cuanto al

mantenimiento, la mecánica es “de hierro”, pero los interiores son carísimos de restaurar.

 

CONCLUSION
Razonablemente rápido, razonablemente silencioso, el D8 es también un automóvil

homogéneo pero sobre todo es muy.. ¡elegante!. Vestido por los mejores carroceros

de su época es hoy el máximo representante del lujo, el prestigio y el “glamour” de

“La Belle Voiture Francaise”.

 

PRODUCCION                                                                    
D8C (1929-1933) : 458 ej.

D8N (1929-1933) : 819 ej.

D8L (1929-1933) : 625 ej.

D8S (1931-1933) :  99  ej.

TOTAL :               2.001 ej.

 

Texto: JR

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